En nuestro espacio mensual «Pétalos de Yoga» desgranamos la flor del yoga para representarla. Párrafo a párrafo, pétalo a pétalo, observamos los detalles de esta compleja floración. Empezamos hoy hablando de asana
Sabiendo que el movimiento es vida, cada vez más personas deciden iniciar una práctica de yoga. Las posibilidades son a día de hoy muy variadas: desde los tradicionales estudios de yoga que han resuelto proponer también sus clases en línea, hasta profesionales autónomas (en la actualidad, la aplastante mayoría de instructoras de yoga son mujeres) que ofrecen su propio canal de YouTube, grandes establecimientos deportivos que dedican una sección específica al yoga, retiros en entornos naturales cercanos y lejanos…
Numerosos estudios vienen corroborando desde hace décadas los efectos preventivos y curativos de la práctica de yoga adecuada y regular en las distintas dimensiones del organismo humano: se ha observado cómo esta antigua disciplina redunda en beneficios para el sistema nervioso, respiratorio, cardiovascular, músculo-esquelético… Se ha venido constatando también la permanente interacción entre los estados físico, mental, emocional y espiritual, y su tendencia a una mayor integridad.
ASANA, LA OCTAVA PARTE DEL YOGA
Tanto si has practicado anteriormente o tienes ahora la intención de hacerlo, al pensar el concepto de yoga, tu imaginario te remitirá probablemente a figuras de personas en posiciones complejas, incluso en contorsión. Las redes sociales están inundadas de fotografías de cuerpos haciendo gala de su flexibilidad, fuerza o equilibrio. Esa es la viva descripción de asana.
Sin ser este el espacio para profundizar, sí que lo es para describir y exponer con claridad: lo que en nuestro imaginario colectivo occidental se conoce como yoga, corresponde a una octava parte del mismo. Asana, la postura, es aquella octava parte del yoga que se enfoca en nuestra realidad corpórea.
Asana parece resultar un óptimo portal de entrada al mundo del yoga
Los textos tradicionales suelen ahondar en el yoga de ocho miembros o yoga octopetálico. Esta bella y delicada metáfora nos brinda el título de la sección: pétalos de yoga.
El pétalo es una textura delicada, visible y múltiple o colectiva; es la miríada de pétalos la que corona la flor y le proporciona su presentación al mundo. Asimismo, procuraremos desglosar la flor del yoga para representarla. Párrafo a párrafo, pétalo a pétalo, observaremos los detalles de esta compleja floración.
YAMAS, RELACIÓN CON EL ENTORNO
Cuáles son los ocho aspectos del yoga? Qué lugar ocupa asana en esa orografía? Empecemos con una cartografía sucinta: la exposición se inicia con lo primordial de la práctica, que es la manera de relacionarnos con el entorno: hablamos de los yamas. Se destacan cinco: ahimsa (no violencia), satya (comunicación adecuada), asteya (evitar la apropiación indebida), aparigraha (evitar la acumulación innecesaria), y brahmacharia (que designaremos como moderación de los sentidos en su acepción más actual).
NIYAMAS, RELACIÓN CON NUESTRO PROPIO SER
El segundo aspecto imprescindible es la manera de relacionarnos con nuestro propio ser. Los cinco Niyamas describen las cualidades que deberían emanar en el trato consigo: Saucha hace referencia a la higiene (en un sentido multidimensional: higiene corporal, mental, emocional, entre otras), Santosha, a la satisfacción y el contentamiento. La noción de Tapas se puede vincular a la disciplina, la idea de Swadhyaya, al estudio constante y prolijo del sí mismo. Finalmente Isvara Pranidana, reconoce y honra la existencia de fuerzas que superan al propio ser, como por ejemplo, la potencia de la divinidad.
ASANA, LA POSTURA
Ya hemos visto entonces hasta diez elementos en total. Corresponden a los dos primeros aspectos. No es hasta este momento que aparece asana: la posición corporal, la postura. Este trabajo con el cuerpo es imprescindible porque somos cuerpo, pero no exclusivo, porque no somos únicamente cuerpo.
Qué le sigue a Asana? Pranayama, el cultivo de la energía vital a través de prácticas respiratorias, Pratyahara o el repliegue de los sentidos, Dharana, o el enfoque de la atención en un centro concreto, Dhyana o el enfoque sostenido de la atención. Todo ello culminaría en Samadhi (algo que acontece sin ser un acto deliberado pero que dota de sentido a todos los aspectos de la práctica).
Si practicas Asana, estás practicando uno de los múltiples aspectos del yoga. Asana parece resultar un óptimo portal de entrada al mundo del yoga. Pero cabe destacar que no es el único elemento. Es importante situarnos y contextualizar. Para llegar a conocer la compleja arquitectura de un edificio sería interesante y necesario pasar del umbral. Esperamos que todo lo dicho haya suscitado la viveza de la curiosidad.
LOS PÉTALOS DEL YOGA
Desde aquí nos gustaría proponer una visita guiada a esta joya arquitectónica patrimonio de la humanidad que es el yoga. Desde una mirada cercana y una perspectiva cotidiana, iremos desvelando más pétalos de yoga. En nuestra sección Pétalos de Yoga, revisamos algunos de los tantos entresijos de Yamas. Recordemos que los Yamas exponen los cinco pivotes que definirían la conducta adecuada en nuestra relación con el entorno. Atender al entorno y cuidarlo es ahora más necesario, nutritivo y apremiante que nunca antes.
Empezaremos con Ahimsa, la no violencia.
Muchas gracias por la atención dedicada.
Hasta entonces, mucha salud, serenidad mental y gratitud.
Elisenda Palau, colaboradora. Practicante de Asana y estudiante de Yoga desde hace más de una década. Graduada como instructora en 2011 (por la Alianza Europea del Yoga y por la North-American Yoga Alliance) cuenta con más de 500 horas de formación en su haber y sigue impartiendo cursos y talleres. Actualmente también se dedica profesionalmente a la interpretación de conferencias, entre muchos otros proyectos.