En esta segunda entrega del mes de mayo, descubrimos el significado de Aparigraha. Esta noción procura motivarnos al cultivo la sencillez y de la simplicidad, nos recomienda evitar a toda costa la acumulación innecesaria
No estaría aportando nada nuevo a la reflexión si afirmara que el exceso de consumo nos consume. Bien al contrario de poseer aquello que adquirimos, son los objetos quienes nos poseen, dado que nos ocupan y preocupan (nos absorben energía, espacio físico y mental, atención).
Algunos estudios vienen apuntando al estrés que genera un patrimonio superior a 100 elementos o bienes. Sabiendo esto y tomando esa cifra orientativa como referente, podemos calibrar mejor el contraste. Mientras una persona europea media suele tener alrededor de 10.000 cosas, en el caso de Estados Unidos, según datos estadísticos, un hogar puede llegar a contener de promedio unos 300.000 objetos. Evidentemente, la estadística no refleja en ningún caso la desigual distribución de tales cosas. Debemos por tanto corregir dicho sesgo estadístico recordando que la acumulación de bienes en ciertas manos no es inocua. En sí misma, presupone y conlleva necesariamente la carencia de esos bienes de otras manos. Dicho de otro modo: la concentración en un lugar proviene de (y necesariamente genera) la carencia en otro lugar.
¿TANTO TIENES, TANTO VALES?
Toda esta gran cantidad de objetos (y recursos) supone (se sea consciente de ello o no) un desgaste constante y casi imperceptible para muchas personas, dado que la necesidad de acumulación se suele integrar en el propio carácter, infiltrándose en la rutina habitual, volviéndose algo así como inherente.
Pero esta forma de operar es en realidad el resultado de una dinámica aprendida y fomentada desde muchos ámbitos culturales y sociales: por un lado, la incrustada creencia del ‘tanto tienes, tanto vales’, por el otro, la apabullante y eficaz labor de la publicidad que se filtra en nuestras conciencias paulatina y profundamente. Año tras año, acabamos acumulando décadas de condicionamiento en nuestro comportamiento. Es un hecho constatado y contrastado, no debería por tanto sorprendernos de ningún modo que las partidas presupuestarias que las empresas invierten en anunciar sus productos sean tan elevadas. Funcionan a la perfección. ¿O no?
LAS NUEVAS GENERACIONES
Cada vez más gente cuestiona este modus vivendi y su modus operandi. Las generaciones más jóvenes llevan la iniciativa en muchos proyectos minimalistas y de residuo cero (el consumo exacerbado y la creación de basura van de la mano).
La juventud presenta una consciencia más aguda de las consecuencias catastróficas del consumo desbocado (saben que van a tener que lidiar en primera persona con un planeta expoliado por las generaciones que les antecedieron). También se implica más en la soluciones de carácter práctico, que conllevan transformar la cotidianidad. Saben que lo que cuenta son los actos, y no únicamente las buenas intenciones. Buscan recorrer el gran trecho que separa el dicho del hecho.
TENDENCIA HACIA EL MINIMALISMO
Por todo lo anteriormente expuesto, podemos ver cómo este concepto ancestral experimenta un revivir: la no acumulación resuena mucho con la actual tendencia creciente hacia el minimalismo en tanto que opción de vida. Casi todo el mundo ha oído hablar en algún momento de Mari Kondo y de la historia de transformación vital de ‘Los Minimalistas’ (The minimalists). Los documentales, podcasts y blogs relacionados con este tema han aumentado exponencialmente en la última década.
El hilo común que entreteje estas propuestas tiene que ver con lo que sucede tras eliminar lo superfluo en nuestras vidas: se realza lo verdaderamente importante y se crea espacio para lo esencial. Se goza de más tiempo, más paz mental, se disfruta más de las personas, se emprenden proyectos con sentido…A nivel global, conseguimos ralentizar el consumo y no fomentamos la demanda de productos que serán residuo más pronto que tarde. Además, respetamos más los ritmos de los ciclos medioambientales, porque facilitamos un uso más adecuado de los recursos, promoviendo un enfoque más regenerativo y dejando de alimentar los abarrotados vertederos que suponen un verdadero riesgo para la salud de todos los ecosistemas. ¡Todo son ventajas!
Puedes empezar ya mismo. Si quieres recordar cómo poner en práctica desde este mismísimo instante un día a día acorde con Aparigraha, puedes releer este artículo.
Y recuerda: no es más rico quién más tiene, sino quién menos necesita.
Autora
Elisenda Palau, colaboradora. Practicante de Asana y estudiante de Yoga desde hace más de una década. Graduada como instructora en 2011 (por la Alianza Europea del Yoga y por la North-American Yoga Alliance) cuenta con más de 500 horas de formación en su haber y sigue impartiendo cursos y talleres. Actualmente también se dedica profesionalmente a la interpretación de conferencias, entre muchos otros proyectos.