¿Sabes qué significa y cómo llevar a cabo la sencilla regla de las tres erres en tu hogar y en tu lugar de trabajo?
La regla de las tres erres (3R) es una forma muy útil y práctica para cuidar el medio ambiente y reducir el volumen de residuos o basura generada en nuestro día a día. Con los problemas que tenemos actualmente sobre el exceso de residuos y su reciclaje vale la pena modificar nuestros hábitos y adoptar este nuevo mantra que propiciará que seamos más conscientes, tanto sobre los residuos que generamos como en su gestión. Consecuentemente seremos unos consumidores más responsables y reduciremos nuestra huella de carbono, un gran objetivo que no debemos perder de vista.
Según el último informe de ecoembes, los españoles reciclamos un 8% más en los contenedores amarillos y azules respecto a 2018. Son buenas noticias porque este aumento se debe a que la sociedad ha interiorizado el hábito de reciclar y no está vinculado al aumento del consumo en los hogares. Sin embargo, esta cifra debería ser más alta, mucho más alta: en 2019, cada ciudadano depositó 17,1 kg de envases de plástico, latas y briks en el contenedor amarillo (un 9,1% más que en 2018) y 19,4 kg en el contenedor azul (7,2% más que en 2018).

Veamos cómo podemos adoptar la regla de las tres erres:
REUTILIZAR
Se trata de darle una nueva vida a las cosas y una mayor utilidad antes de que llegue la hora de deshacernos de ellas. Por ejemplo, si nos comemos un bote de garbanzos, podremos reutilizar el bote de cristal para guardar en su interior el arroz, la quinoa o la pasta. Y es que la mayoría de los materiales que usamos día a día pueden ser reutilizados de alguna manera: podemos imprimir el papel por los dos lados, dar nuestra ropa al hacer el cambio de armario a una amiga o un familiar, regalar libros y aparatos eléctricos etc.
REDUCIR
Cuando hablamos de reducir lo que estamos diciendo es que debemos disminuir todo aquello que compramos y consumimos ya que esto tiene una relación directa con los residuos generados, a la vez que también la tiene con nuestro bolsillo. Se trata de disminuir la cantidad de recursos que utilizamos por medio de otros hábitos y/o técnicas como por ejemplo no pedir bolsas en los supermercados a menos que sea necesario, reducir el consumo de papel, utilizar nuestra propia taza en el trabajo… todos ellos buenos ejemplos en la reducción del uso y posterior reciclaje del plástico y del papel.
RECICLAR
La última de las tareas es la de reciclar, que consiste en el proceso de someter los materiales a un proceso en el cual se puedan volver a utilizar, reduciendo de forma verdaderamente significativa la utilización de nuevos materiales, y con ello, más basura en un futuro. Estamos inmersos en la cultura del usar y tirar y, en la basura de cada día, están los recursos que dentro de poco echaremos en falta. Seamos conscientes de ellos y reciclemos correctamente.
Esta debería ser la última opción si es que las otras dos R´s no funcionaron o en su defecto, el reciclaje es inevitable. Es una manera de aprovechar los materiales, sin embargo hay que recordar que al reciclar se gasta energía y se contamina al reprocesar. La mayoría de todos los materiales que usamos pueden ser reciclados y usados en otras aplicaciones: materiales como el vidrio, pueden reciclarse 40 veces por ejemplo.
Es nuestro compromiso reciclar el máximo posible y disminuir la producción de basura.
Y por último, tenemos una cuarta erre que debemos tener también muy en cuenta y darle más protagonismo: REPARAR. Así le daremos una segunda oportunidad a las cosas, reparándolas, rediseñándolas al mismo tiempo que evitaremos agotar los recursos naturales y generar más basura. Un buen ejemplo son los plásticos que se recuperan fabricando ropa y calzado, por ejemplo.