Si quieres saber qué significa y cómo llevar a cabo la sencilla regla de las tres erres en tu hogar y en tu lugar de trabajo estás en el sitio indicado
La regla de las tres erres (reutilizar, reducir y reciclar) es una forma muy útil y práctica de cuidar el medio ambiente y reducir el volumen de residuos o basura generada en nuestro día a día. Con los problemas que tenemos actualmente sobre el exceso de residuos y su reciclaje vale la pena modificar nuestros hábitos y adoptar este nuevo mantra que propiciará que seamos más conscientes, tanto sobre los residuos que generamos como en su gestión. Consecuentemente seremos unos consumidores más responsables y reduciremos nuestra huella de carbono, un gran objetivo que no debemos perder de vista.
La sociedad ha ido interiorizando paulatinamente y también poniendo en práctica el hábito de reciclar en sus hogares. En 2021 el volumen de residuos reciclados en España creció un 3,1% respecto al año anterior pero son cifras que entre todos podríamos hacer que fueran mejores.
Para ello, vamos a ver cómo podemos llevar a cabo la regla de las tres erres:
REUTILIZAR
Se trata de darle una nueva vida a los objetos y una mayor utilidad antes de que llegue la hora de deshacernos de ellos. Por ejemplo, si nos comemos un bote de garbanzos, podremos reutilizar el bote de cristal para guardar en su interior el arroz, la quinoa o la pasta. Y es que la mayoría de los materiales que usamos diariamente pueden ser reutilizados de alguna manera: imprimir los folios por los dos lados, dar nuestra ropa al hacer el cambio de armario a alguien que lo necesite o que lo vaya a utilizar, regalar libros y aparatos eléctricos etc.
REDUCIR
Cuando hablamos de reducir nos referimos a que deberíamos disminuir todo aquello que compramos y consumimos ya que esto tiene una relación directa con los residuos generados, además de con nuestro bolsillo. Se trata de comprar y consumir con sentido sin dejarnos llevar por modas o necesidades externas creadas. Disminuir la cantidad de recursos que utilizamos por medio de otros hábitos como por ejemplo no pedir bolsas en los supermercados (a menos que sea necesario), disminuir el consumo de papel, utilizar nuestra propia taza en el trabajo… todos ellos buenos ejemplos en la reducción del uso y posterior reciclaje del plástico y del papel.
RECICLAR
La última de las tareas es la de reciclar que consiste en someter los materiales a un proceso en el cual se puedan volver a utilizar reduciendo de forma verdaderamente significativa el uso de nuevos materiales, y con ello evitaremos generar más residuos en un futuro. Estamos inmersos en la cultura del usar y tirar y, en los contenedores del presente están los recursos que echaremos en falta en un futuro (y no muy lejano). Seamos conscientes de ello y reciclemos correctamente.
En realidad, esta debería ser la última opción cuando las otras dos R´s no funcionaron o, cuando en su defecto, el reciclaje es inevitable. Es una manera de aprovechar los materiales pero no debemos olvidar que al reciclar se gasta energía y se contamina al reprocesar. La mayoría de todos los materiales que usamos pueden ser reciclados y usados en otras aplicaciones. Materiales como el vidrio, pueden reciclarse hasta 40 veces por ejemplo.
Es nuestro compromiso reciclar al máximo posible y disminuir la producción de basura.
LA CUARTA ERRE
Por último tenemos una cuarta erre que deberíamos tener también muy en cuenta y a la que deberíamos dar más protagonismo: REPARAR. Es una forma de dar una segunda oportunidad a los objetos, reparándolos y rediseñándolos. ¿Por qué comprar un móvil nuevo cuando puedes reparar el que tienes? Lo mismo con todas las cosas que se pueden arreglar. Antes, en la época en que nuestros abuelos eran jóvenes solo se tiraba aquello que no se podía arreglar, ¡qué diferencia con la actualidad! Da qué pensar, ¿verdad?