Llegamos a la undécima entrega de nuestra sección Pétalos de Yoga hoy centrada en el concepto de Tapas, también conocida como «disciplina»
Nos vamos acercando al solsticio de invierno, vamos cerrando el mes de noviembre. Empieza con Todos los Santos para continuar, en el hemisferio norte, mermándonos la luz del día, consolidando el frío y alargando la oscuridad nocturna. Justo ante este panorama sombrío, austero y árido, abordamos el concepto de tapas, disciplina.
Un término caído en desuso, percibido como obsoleto, anticuado, cargado de connotaciones negativas, ligado al autoritarismo, la imposición, la obligación y a estilos docentes de la vieja escuela.
CALOR, BRILLO O FUEGO INTERIOR
Indagando más a fondo y hurgando en las raíces de Tapas, vemos una llama vivaz y cálida destelleando en el fondo de esta idea: hace referencia al espíritu solar y a las cualidades del fuego. Por extensión, nos referiríamos al fuego interior, la llama interna que hierve dentro de cada ser humano y que le otorga una fuerza inusitada. Así es la disciplina: tal y como el sol se levanta cada mañana, pase lo que pase, y persiste en su ciclo, así nos atraviesa la disciplina, como una fuerza personal que nos impulsa a la acción necesaria.
Tal y cómo Georg Feuerstein expuso en su artículo en inglés, del cual traducimos libremente un fragmento: ‘antes de que la palabra yoga se usara para referirse a la disciplina espiritual, el término tapas se usaba para expresar la misma idea. Con el tiempo, tapas ha adquirido la connotación de ascetismo o austeridad. Pero su sentido original literal es, significativamente, calor o brillo. A través de tapas, el espíritu solar brilla a través del cuerpo físico, que es nuestro sol. Es también a través de Tapas que la practicante espiritual irradia la energía de la sabiduría y la bondad’.
Con la práctica de Asana aumentamos la temperatura corporal, lo cual tiene un efecto depurador e inmunológico, un poco como la fiebre. Tan benéfico como la sauna o un baño caliente.
¿CÓMO IDENTIFICAR TAPAS?
Es cuando nos encontramos bajo cierta presión, realizando cierto esfuerzo que nos pone algo al límite, quizás sea más sencillo identificarlo en el cuerpo: cuando sentimos el límite de una postura, porque aguantarla una respiración más nos supone un gran reto, cuando percibimos el malestar de la falta de elasticidad en un momento dado, pero seguimos un poco más. Aunque ceñirnos solo al cuerpo sería reduccionista, es un buen espacio para calibrar la sensación.
En todo caso, y según la tradición yóguica, esta sensación de renuncia e incluso también de frustración, contribuyen mucho al crecimiento espiritual y pertenecen al ámbito de Tapas. Nos remite así a numerosos aspectos ya vistos hasta el momento: en Tapas confluyen todos los Yamas, y se conjugan a través del eje de la austeridad.
En palabras de Feuerstein: ‘la austeridad del discurso incluye pronunciar palabras amables, verdaderas y beneficiosas que no ofendan (…). La austeridad mental implica serenidad, amabilidad, silencio, autolimitación y pureza de emociones’.
La autolimitación es uno de los gestos más revolucionarios en una sociedad hedonista que nos insta siempre a ir a más. Esta forma de austeridad es un aspecto de la disciplina. La disciplina es necesaria para la resiliencia. La resiliencia es imprescindible en este momento histórico que nos ha tocado vivir.
Autora
Elisenda Palau, colaboradora. Practica Asana y estudia Yoga desde hace más de una década. En 2011 se graduó doblemente como instructora (Alianza Europea del Yoga y North-American Yoga Alliance) sumando más de 500 horas de formación. Sigue impartiendo cursos y talleres. Formada en danza, coreografía textos desde el 2003. www.dancingwords.eu