Hoy en Pétalos de Yoga desgranamos Swadhyaya e Íshvara Pranidana, los dos últimos Niyamas que redondean esta sección que ya llega a su fin
Todo lo bueno se acaba: esta es la última entrega de Pétalos de Yoga, la sección que iniciamos en enero del 2021 y que vamos a cerrar en diciembre de este mismo año. Cada mes hemos desarrollado de manera divulgativa los aspectos más esenciales que componen la ética del Yoga. Vimos los Yamas, en los que se exponen los comportamientos adecuados con el entorno y el prójimo.
Los Niyamas ponen el acento en el comportamiento que seguimos en relación a nosotras mismas. Ya vimos Saucha, Santosha y Tapas. Acompáñanos hoy en el descubrimiento de las dos caras de la misma moneda: Swadhyaya e Íshvara Pranidana, los dos últimos Niyamas que redondean esta sección que ya llega a su fin. Swadhyaya, el estudio de sí mismo e Ishvara Pranidana, el reconocimiento de la trascendencia.
SWADHYAYA
¿Por qué vemos ambos aspectos conjuntamente? La auto-observación o Swadhyaya no es ajena a nuestra forma de ser, la mentalidad racional, analítica, científica y observadora forma parte del acervo cultural de lo que entendemos por cultura europea. Si queremos cultivar la consciencia, es primordial saber quiénes somos, qué hacemos, por qué. Hacia dónde caminamos, dónde nos dirigimos, cómo lo hacemos. Cuáles son nuestros hábitos, gestos, pensamientos, palabras. Cómo nos conducimos, en la vida, ante nosotras mismas, en relación a las demás personas y con el entorno. El estudio del sí es necesariamente una parte importante de la vida de un yogi o yogini.
Sin embargo, desde esta visión del mundo antropocéntrica, materialista y experiencial topamos con unos límites que raramente tenemos la humildad de reconocer. Centrarse únicamente en el aspecto del yo como fuente de estudio, nos deja en una posición de orfandad epistemológica. En nuestro día a día, pocas veces tenemos en cuenta el hecho de que somos seres contingentes en un mundo vasto y complejo.
ÍSHVARA PRANIDANA
No obstante, la realidad empecinada nos demuestra una y otra vez que no todo depende de nosotras, que hay circunstancias y aspectos de la vida que nos sobrepasan, que hay acontecimientos que no podemos llegar a comprender, que hay asuntos que exceden las capacidades humanas de entendimiento. Es justamente a partir de ese límite, de esa innegable constatación que Íshvara Pranidana adquiere todo su sentido: aunque etimológicamente nos remita a la existencia de la divinidad y todo lo que ella implicaría, si abordamos esta perspectiva desde un enfoque agnóstico, podemos comprender mejor su alcance: nos referimos a la trascendencia.
Estaremos de acuerdo en que el ser humano es un ser efímero, que existe en un tiempo y un espacio concretos y limitados, y que los sentidos que le permiten tanto percibir el mundo como conectarse con él, son a la vez fuente de experiencia y sabiduría y también causa de condicionamiento y limitación de tal percepción. Esta aparente paradoja se resuelve en la apreciación realista y el mero reconocimiento del hecho de que el mundo es muchísimo más de lo que nuestra pequeña conciencia humana temporal nos permite absorber.
La dimensión y envergadura del universo son tales, que ni nuestros sentidos ni nuestras capacidades podrán llegar jamás a abarcarlas. La trascendencia está ahí, es el más allá de nuestra historia y vivencia concreta, no podremos nunca asirla pero en cambio, el saber de su existencia y vivir reconociéndola, sí que está en nuestras manos.
12 PÉTALOS DE YOGA
Espero haber conseguido abrir una rendija del ventanal que da hacia el territorio fructífero, profundo y complejo que es el Yoga. Si he despertado cierta sed de conocimiento y atiado algo de curiosidad, me doy por más que satisfecha.
Ha sido un placer compartir estas doce entregas con todas aquellas personas que nos siguen. No dudéis en escribir si queréis profundizar en este océano de conocimiento. Podemos continuar el viaje, presencial o virtualmente. Deseo que cerréis el 2021 con broche de oro y que recibáis el 2022 con los brazos abiertos y actitud dispuesta. Muy afectuosamente, me despido hasta la próxima ocasión. ¡Feliz Año Nuevo!
Autora
Elisenda Palau, colaboradora. Practica Asana y estudia Yoga desde hace más de una década. En 2011 se graduó doblemente como instructora (Alianza Europea del Yoga y North-American Yoga Alliance) sumando más de 500 horas de formación. Sigue impartiendo cursos y talleres. Formada en danza, coreografía textos desde el 2003. www.dancingwords.eu