Os explicamos una receta fácil a base de alcachofas de temporada, una verdura depurativa y anti-grasas deliciosa cocinada de cualquier manera
¡Que levante la mano a quién no le gusten las alcachofas! Muy poquita gente ¿verdad? Por eso, hoy os vamos a explicar una receta súper sencilla con las alcachofas como ingrediente principal. Y es que estamos en enero, plena temporada de esta verdura, sabrosa, versátil, digestiva y depurativa.
Las alcachofas son una verdura perfecta para luchar contra el colesterol y los kilos de más, así que son ideales para comer especialmente después de las copiosas comidas típicas de las fiestas navideñas.
Estas verduras están buenas cocinadas de cualquier manera: hervidas, en crema, en tortilla, en un risotto, asadas, al horno… Pueden comerse como plato principal, entrante o de acompañamiento, según os apetezca pero hoy vamos a empezar con esta receta saludable apta para los más principiantes y que hará las delicias de quien la pruebe.
Esperamos que os guste tanto como a nosotras y que disfrutéis igual cocinando esta receta que saboreándola
A pesar de que nos puede resultar un poco pesado limpiar las alcachofas al principio, una vez hayamos limpiado un par, habremos cogido el «truco» y será coser y cantar.
INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS
- 10 alcachofas
- 1 diente de ajo
- 1 limón grande: zumo y piel
- 3 cucharadas de aceite para freír
- 3/4 tacita de vino blanco seco
- Manojo de albahaca
- Sal y pimienta
- 1 trocito de mantequilla
Antes que nada, dejadme que os comente que cuando compréis las alcachofas os tenéis que fijar en que no tengan golpes, manchas ni estén blandas. Así nos aseguramos que sean frescas. Y, dicho esto, empezamos con la receta.
CÓMO PELAR Y LIMPIAR LAS ALCACHOFAS
Lo primero que haremos será limpiar las alcachofas para cocinar únicamente el corazón, es decir, la parte más tierna. Es recomendable ponernos guantes porque suelen ennegrecer las manos y pueden ser un poco abrasivas. Empezaremos cortando el extremo de las hojas, esto es aproximadamente la mitad o dos terceras partes de la alcachofa. Luego, retiraremos varias capas de las hojas exteriores hasta que nos quedemos sólo con el corazón que tiene un color más clarito.
No hay que ser tímidos a la hora de pelar las alcachofas. Tenemos que quitar todas las hojas duras y dejar sólo las tiernas porque, si nos quedamos cortas, tendremos unas alcachofas fibrosas cuando lo que queremos es justo lo contrario, que estén suaves y deliciosas.
Es muy incómodo encontrar hojas duras y astillosas cuando comemos las alcachofas, así que mejor asegurémonos de limpiarlas y pelarlas correctamente
A continuación cortaremos el tallo si es muy largo, de manera que tenga unos dos o tres centímetros, y luego quitaremos la piel dura exterior de esta parte con la ayuda de un pelador o un cuchillo. Lo que nos sea más fácil.
Después viene una parte muy importante que no debemos olvidarnos nunca: quitar, con una cucharita los pelitos del centro de la alcachofa porque son muy ásperos y espinosos. Os explico un truquito: como luego cortaremos las alcachofas en ocho trozos, a mí me resulta más cómodo, cortarlas por la mitad y entonces eliminar estos pelitos centrales. Podéis probar de las dos formas y ver cuál preferís.
EVITAR LA OXIDACIÓN
Una vez limpias, las cortaremos en 8 trozos y para que no se oxiden las iremos poniendo en un bol con zumo de limón. Mientras, calentaremos el aceite en una cazuela de fondo pesado y rehogaremos el ajo cortado a láminas. Antes de que que se dore introduciremos la piel del limón (sólo la parte exterior amarilla, no la blanca) y lo mezclaremos todo bien.
Incorporaremos las alcachofas cortadas a octavos con una pizca de sal y pimienta y dejaremos que se cocinen a fuego medio unos 8-10 minutos. A continuación añadiremos el zumo del limón y una vez se haya evaporado pondremos el vino y taparemos 10 minutos más para que se mezclen bien todos los ingredientes y aromas.
Retiraremos la cazuela del fuego y agregaremos la albahaca fresca picada y el trocito de mantequilla. Volveremos a remover, colocaremos la tapa para que repose su contenido y que el aroma fresco de la albahaca impregne las alcachofas y las serviremos de inmediato como entrante, guarnición o plato principal.
Veréis que es una receta deliciosa que siempre sale bien. Seguro que la repetiréis ¡Buen provecho!
Nota.- No tiréis a la basura las hojas exteriores que habremos eliminado de las alcachofas. Las podemos utilizar para hacer un caldo de verduras hirviéndolas o utilizarlas de alimento para nuestro vermicompostador.