Con la receta de las rosquillas de anís queremos hacer un pequeño homenaje a todas aquellas recetas tradicionales que se transmiten de generación en generación
No hay un dulce más delicioso que estas tradicionales y artesanales rosquillas aromatizadas con anís. Como muchos sabéis, se trata de un dulce muy típico de nuestra gastronomía cuya receta se ha transmitido de generación en generación. Son un patrimonio gastronómico de muchas familias españolas que cocinan estas rosquillas sencillas pero que siempre apetece comer.
Hoy os proponemos la receta de nuestra familia, los Alonso, que viene de las tierras de Palencia y está con nosotros desde hace más de 100 años. Desde un pueblecito pequeño llamado Autillo de Campos queremos hacer un pequeño homenaje a todas aquellas recetas que, al igual que esta, nos han endulzado y acompañado desde que tenemos uso de razón.

INGREDIENTES ROSQUILLAS DE ANÍS
- Harina a demanda
- 3 huevos
- 1 taza y media pequeña de azúcar
- 1 taza pequeña de anís
- Un puñado de semillas de anís
- Una pizca de sal
- Aceite de oliva suave
UNA RECETA DE TODA LA VIDA
Lo primero que deberemos hacer es coger una tacita pequeña y utilizarla como medida para la receta. Pondremos en un bol grande o similar una taza de aceite de oliva suave, otra de anís, una y media de azúcar y 3 yemas de huevo. Removemos bien y a continuación montaremos por separado las 3 claras de huevo a punto de nieve con una pizquita de sal. Cuando estén bien esponjosas las pondremos en el bol y mezclaremos bien.
Ahora será el momento de añadir las semillas de anís para darle a la masa ese toque dulzón tan característico y tan apetecible. De esta manera conseguimos que queden bien integradas.
El siguiente paso será añadir la harina tamizada mientras vamos removiendo. Aquí no hay una medida exacta para la harina, sino que la iremos añadiendo a demanda hasta que la masa vaya quedando más consistente. Cuando esté bastante densa, pondremos harina en la encimera y acabaremos de amasarla con las manos, como si fuera masa de pan hasta que quede más dura. La propia masa incorporará solamente la harina que necesite.
Por último, cogeremos pequeñas porciones de masa y les daremos forma de rosquillas uniendo bien los extremos para que no se separen al freírlas. El aceite deberá ser abundante y estar caliente pero no en exceso porque si no será fácil que se quemen sin casi darnos cuenta. Cuando estén doradas les daremos la vuelta y después las dejaremos en una fuente con papel absorbente para que expulsen el aceite sobrante.
En nuestra familia no le añadimos azúcar ni nada más, pero una opción muy rica es espolvorear por encima azúcar mezclado con canela en polvo. ¿Cómo os gusta más a vosotros?