Mascarillas y guantes desechables de un solo uso ponen en peligro la fauna y flora marina
En todo el mundo, distintas entidades de protección ambiental están advirtiendo que la pandemia del coronavirus podría provocar un aumento en la contaminación del océano: máscaras desechables y guantes de látex se están sumando al exceso de desechos plásticos que ya amenazaban la fauna. Desde que se inició la pandemia, cientos y miles de guantes y mascarillas se acumulan en el suelo de calles y playas de todo el mundo y, después de más de tres meses, estos desechos están llegando al fondo de los océanos, sumándose a la basura ya existente en ellos y aumentando el grave problema de la contaminación global.
Los guantes desechables están fabricados en su mayoría por polímeros derivados del petróleo y por tanto no biodegradables (vinilo, vitrilo, neopreno, polietileno, PVC…) al igual que las mascarillas quirúrgicas y homologadas, que para cumplir con la normativa de protección FFP2 y FFP3 utilizan en su fabricación microfibras plástico. Pero incluso las mascarillas higiénicas, que pueden ser de diversos materiales, contienen en la mayoría de los casos el conocido como «tejido no tejido» (meltblown o spunbond) que se utiliza como filtro. Dependiendo de las condiciones climáticas y del polímero, el tiempo de degradación de estos productos varía de decenas a centenas de años, afirman los expertos, que además van degradándose en microplásticos que causan graves daños a los seres vivos.
La ONG francesa Opération Mer Propre, cuya actividad incluye recoger basura regularmente a lo largo de la Costa Azul, dio la alarma a finales de mayo cuando sus buzos encontraron gran cantidad de «basura Covid»: docenas de guantes, máscaras y botellas de desinfectante de mano mezcladas con los “habituales” vasos desechables y latas de aluminio que ensucian el Mediterráneo.
Este nuevo tipo de contaminación podría volverse omnipresente si personas en todo el mundo deciden recurrir a plásticos de un solo uso de forma masiva para combatir el coronavirus.
Según Greenpeace, además de contaminar el medio ambiente, estos deshechos suponen una enorme amenaza para los ríos y océanos, ya que las lluvias y el viento las pueden arrastrar hasta acabar en el mar. Pero el problema no acaba ahí, ya que aunque los ciudadanos sigan las instrucciones, por el momento no hay un contenedor específico para mascarillas y guantes y debe ir al de restos. No existe otra opción ya que no se reciclan, al menos en España.
Con una vida útil de cientos de años, las mascarillas, que contienen polipropileno, son literalmente una bomba de relojería para la fauna y nuestro planeta.
Las cifras hablan por si solas: cada año llegan a los océanos 13 millones de toneladas de plástico, según una estimación de 2018 realizada por la ONU. El Mediterráneo recibe anualmente 570.000 toneladas de plástico, una cantidad que WWF ha descrito como equivalente a arrojar 33.800 botellas de plástico por minuto al mar. Estas cifras corren el riesgo de crecer sustancialmente a medida que los países de todo el mundo se enfrentan a la pandemia del coronavirus.
La entidad francesa Opération Mer Propre espera que sus fotos inciten a las personas a optar por las máscaras de tela reutilizables y a dejar los guantes de látex en favor de lavados de manos más frecuentes. Las alternativas existen y el plástico no es la solución para protegernos de la COVID-19. En nuestras manos preservar el ecosistema y el planeta.
Artículo en colaboración con FAADA: http://faada.org/