Saúl Craviotto encabeza un equipo de deportistas españoles de todos los tiempos comprometidos con la organización y con sus programas de ayuda humanitaria, atención a los migrantes y economía verde
El deportista español más laureado, Saúl Craviotto, capitanea un equipo formado por Gemma Mengual, Chema Martínez, Amaya Valdemoro, Fernando Romay y Lydia Valentín, deportistas españoles de todos los tiempos que se han unido a la Fundación Ayuda en Acción entorno a su nueva campaña centrada en los efectos del cambio climático en las personas, bajo el eslogan: “Hay personas que rompen récords. Hay récords que rompen personas”.
En este año tan significativo para el deporte con la cita que se celebrará este verano en París, no solo se batirán récords deportivos, sino que, siguiendo la tendencia creciente de los últimos años, el clima experimentará fenómenos extremos que, como sucede siempre, afectarán en mayor medida a las personas en situación de vulnerabilidad.
735 millones de personas sufren hambre en el mundo hoy, cifra que podría aumentar en 80 millones más en las próximas décadas por la crisis climática
“La crisis climática es sin duda uno de los principales retos de nuestro tiempo, un desafío para nuestro planeta y para quienes lo habitamos. Provoca desplazamientos masivos, agrava la crisis alimentaria, reduce las oportunidades económicas, aumenta la pobreza y, en definitiva, pone en peligro la vida de millones de personas. En esta campaña, queremos mostrar las consecuencias del cambio climático sobre las personas en situación de vulnerabilidad, que son las que más sufren: inseguridad alimentaria y nutricional, movilidad humana forzosa y crisis humanitarias”, señala Jorge Cattaneo, director adjunto de la Fundación Ayuda en Acción. “Para contarlo, aprovechando la coyuntura que nos ofrece este año en un contexto claramente deportivo, vamos a hablar de récords, pero no de récords deportivos, sino de esos otros récords que afectan de verdad y de manera dramática a la vida de las personas”, añade.
Por su parte, Craviotto ha explicado que la causa que persigue la ONG es también su causa, “porque el cambio climático nos afecta a todos. Más allá del aumento de temperaturas que experimentamos que nosotros en Europa estamos mejor preparados para afrontar, no vivimos en un lugar aislado del resto del mundo; lo que sucede en lugares remotos de África o Latinoamérica también nos sucede a nosotros y contra esos récords debemos luchar todos, en la medida de nuestras posibilidades”.
Récords que rompen personas
Las noticias sobre los nuevos récords del cambio climático se suceden cada día con tanta velocidad que estos se baten constantemente. Acabamos de experimentar un periodo de 12 meses con una temperatura de más de 1,5°C por encima del periodo de referencia preindustrial y el El Niño, asociado al calentamiento global, ha protagonizado gran parte de los fenómenos extremos en 2024, esperando que alcance su punto máximo en 2024. Pero lo que no siempre relacionamos con esos récords del clima son las consecuencias que producen diariamente en las personas más vulnerables: las que más necesitan nuestra ayuda. En Europa, el continente que más rápido se calienta, la mortalidad relacionada con el calor ha aumentado alrededor de un 30% en los últimos 20 años. Además, solo en 2022, los eventos climáticos extremos empujaron a 56,8 millones de personas de todo el mundo a una grave inseguridad alimentaria.
Según el Banco Mundial, si no se hace nada, 143 millones de personas podrían convertirse en refugiados climáticos para 2050
Hambre y cambio climático
Pero si la situación a día de hoy es dramática para las personas en situación de vulnerabilidad en todo el mundo, lo que las organizaciones internacionales pronostican para un futuro no muy lejano es aún peor. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se estima que el cambio climático reducirá la producción mundial de alimentos en un 2% cada década, lo que equivale a una disminución del 20% para el año 2050.
Por su parte las regiones más vulnerables a los impactos del cambio climático (África subsahariana y sur de Asia) son las que experimentarán un aumento significativo en la seguridad alimentaria. Alrededor del 70% de las personas que viven en condiciones de pobreza extrema dependen de la agricultura y están más expuestas a los impactos del cambio climático, como sequías, inundaciones y aumento de la temperatura. 735 millones de personas sufren hambre en el mundo hoy, cifra que podría aumentar en 80 millones más en las próximas décadas por la crisis climática. En 2080 llegaríamos a 600 millones de personas más en situación de hambre si no se hace nada ahora.
Un informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) señala que hasta 3,2 mil millones de personas podrían verse afectadas por la escasez de agua debido al cambio climático para el año 2050, lo que impactará directamente en la agricultura y la disponibilidad de alimentos.
La inseguridad alimentaria es un desafío creciente debido a la crisis climática. “Los cambios en los patrones de precipitación y temperatura afectan la producción agrícola y la disponibilidad de alimentos. Las comunidades rurales y urbanas vulnerables enfrentan escasez de alimentos, aumentando la malnutrición y la hambruna”, explica Eduardo Reneses, asesor de Crecimiento Económico de la Fundación. Por ello, en Ayuda en Acción “trabajamos en la adaptación de los modelos productivos, capacitamos a agricultores y productores para que puedan implementar medidas adaptadas”, añade.
Migración y cambio climático
Según el Banco Mundial, si no se hace nada, 143 millones de personas podrían convertirse en refugiados climáticos para 2050. Tres regiones del mundo están particularmente preocupadas por este pronóstico: África subsahariana (donde los impactos climáticos ya han generado 7,4 millones de desplazamientos), América Latina (que podría registrar 17 millones de refugiados en tres décadas) y sur de Asia.
Los migrantes climáticos han aumentado en un 40% en los últimos 20 años. En este sentido, “trabajamos con las comunidades para anticiparnos a las crisis, prepararlas para mitigar cualquier efecto, pero también apostamos por la ayuda humanitaria para cubrir la necesidades más inmediatas e imprescindibles de las personas e implementamos medidas de protección en tránsito y de integración socioeconómica en destino”, indica Diego Lorente, coordinador de los programas de Migraciones de Ayuda en Acción.
Pobreza y cambio climático
Ayuda en Acción está presente en 18 países de todo el mundo siendo testigos de que la crisis climática ha exacerbado la migración forzosa, haciendo que las personas abandonen sus tierras debido a la destrucción de infraestructuras, pérdida de medios de subsistencia y falta de recursos básicos. El trabajo de la organización consiste en dar apoyo en todo el recorrido de las personas desplazadas, en origen, tránsito y destino.
“En Ayuda en Acción respondemos a las necesidades humanitarias de las poblaciones afectadas por desastres y empoderamos a las comunidades para enfrentar los impactos del cambio climático y fortalecer su resiliencia económica, sin olvidar la construcción de la paz y el enfoque de género, que es fundamental para garantizar un futuro sostenible”, explica Benjamin Thiberge, responsable de la unidad de Acción Humanitaria de la organización. “En nuestro trabajo constante desde hace más de 40 años en Latinoamérica, África y Europa hemos constatado que las necesidades de las comunidades más vulnerables están cada vez más relacionadas con los efectos del cambio climático”, señala Jorge Cattaneo. De esta manera, Saúl Craviotto hace suyo el lema de la campaña: “No podemos seguir siendo espectadores pasivos de estos nuevos récords, porque estos récords están rompiendo la vida a miles de millones de personas en todo el mundo. Necesitamos actuar ya”.